La ley de Murphy y el cálculo de cables eléctricos
Comentario del autor, 24 años después: |
El día 26 de noviembre, mi cumpleaños, recibí un correo de mi buen amigo, estupendo técnico y eficaz divulgador de los entresijos del mundo del cable, Lisardo Recio. En él me adjuntaba un artículo de mi autoría que la Revista del “Club Pirelli”, hoy “Prysmian Club”, había publicado en diciembre del 1997, articulo que, como por otra parte es lógico, tenía totalmente olvidado. Enfrentarse con tu propia obra tantos años después produce un cierto vértigo. Las personas no dejamos de cambiar a lo largo de nuestra vida y el riesgo de comprobar que la consideración en la que te tenían los demás tenía poca base, por no decir que estaba totalmente “herrada” (con hache de herradura), puede convertirse en una pesadilla. ¡Menos mal que no ha sido el caso! Creo que mantiene su vigencia como ejemplo del ilustrar deleitando. O del “tiemble después de haber reído”, ¡según como se mire! El caso es que si el artículo tiene veinticuatro años la Revista del Club cumple ahora veinticinco, ¡sus bodas de plata con la información técnica!, y esa es sin duda, una efeméride a celebrar por todo el sector. Y como de bien nacidos es ser agradecidos tengo que agradecer y agradezco que algún responsable de la revista cuyo nombre desconozco, piense que algo podrá aportar a esta celebración este buen amigo de PIRELLI/PRYSMIAN que en su día escribió el primer libro de ingeniería eléctrica en gallego[1], y a través de Lisardo Recio me encomiende la realización de “una breve reseña al respecto, un comentario visto desde la actualidad” … Lee el comentario entero AQUÍ. Manoel da Costa Vigo 01/12/2021 |
Versión íntegra del artículo publicado en la revista Pirelli club. Edición diciembre 1997
Los profesionales de la electricidad, acostumbrados al cumplimiento ineluctable de la ley de Murphy cada vez que se les cae una tostada del desayuno con la mantequilla hacia el suelo y en el sitio más sucio de la cafetería o en las raras ocasiones que consiguen contratar una obra en un precio razonable – y la Empresa hace suspensión de pagos – se muestran sorprendidos, e incluso quejosos, que dicho principio no sea de aplicación a las instalaciones eléctricas.
Protecciones mal dimensionadas, materiales de calidad más que discutible, secciones insuficientes, resisten inasequibles al desaliento los avatares del trabajo diario, permitiendo que la pequeña parte de irresponsables que existe en todo colectivo profesional, siga cometiendo desmanes a diestro y siniestro, impávida la faz, firme el ademán.
¿Está equivocada la famosa ley? ¿Es el sector eléctrico, como España en su Época, diferente? ¿Tiene algo que ver en el asunto el agujero de ozono? ¿Dónde está Curro y el Carro de Manolo Escobar? No responderemos a esas preguntas ni en presencia de nuestro abogado.
Por otra parte, nuestra única pretensión era abordar brevemente un aspecto frecuentemente olvidado en el cálculo de Conductores Aislados, y no el meternos en temas cuya transcendencia filosófica sobrepasa ampliamente las posibilidades de este artículo. Y es que a veces uno se deja llevar por el entusiasmo.
Y, ¿qué tiene que ver esto con Murphy? Que la explicación adecuada, cuando secciones claramente insuficientes sufren calentamientos menores de los esperados, no es que algún competidor tenga un ángel de la guarda especialmente responsable, que tenga entre sus obligaciones el soplar sobre ellos para mejorar su refrigeración, simplemente puede que nos encontramos ante un Régimen de cargas no permanente.
Como primera observación, hacerles notar que dicho régimen permanente no deja de ser una abstracción. En el fondo, tengamos en cuenta, puestos a rizar el rizo – y nunca mejor empleada la frase – que permanente es eso que nuestras mujeres se hacen en el pelo cada quince días.
El proyectista, en el ejercicio de su responsabilidad como tal, siempre utiliza para el cálculo la situación mas desfavorable, por lo que es normal que esta situación, posible en el planteamiento inicial, se dé muy raramente, y de forma mucho mas improbable en la fase de puesta en marcha, con lo que las oportunidades de cobrar la obra antes de que pase algo irremediable, crecen de forma exponencial.
Ahora un poco más en serio:
¿Cómo actuar ante un problema de cálculo de conductores donde se conoce, con el grado de fiabilidad adecuado, que el régimen de carga no es permanente?
Ante todo repasemos rápidamente algunos conceptos. En primer lugar la capacidad de carga de un cable es un problema de tipo térmico: los aislantes utilizados en la fabricación de los cables ven reducida su vida útil de forma espectacular cuando se sobrepasa su temperatura de funcionamiento.
Se estima que un incremento de solamente 10ºC sobre esta temperatura puede reducir la vida media de un cable a la mitad.
En segundo lugar, la temperatura final a la que llega un conductor depende de la temperatura inicial, de la cantidad de calor generado por unidad de tiempo en el cable y del calor transmitido por éste al medio. La cantidad de calor generada es función de las pérdidas – de todas la pérdidas pero fundamentalmente de las producidas en el conductor por efecto Joule, cuadráticas con respecto a la intensidad – y el flujo de calor entre el cuerpo mas caliente – el conductor – y el más frío – el medio circundante – de la diferencia de temperaturas y de las Resistencias térmicas, según la conocida Ley de Ohm Térmica.
Si los tiempos de conexión – y por lo tanto la cantidad de calor generada – son suficientemente bajos, el cable no llegará a calentarse hasta la temperatura máxima permitida por el tipo de aislante empleado, por lo que habremos modificado las condiciones del cálculo, pudiendo aceptar sin ningún tipo de irresponsabilidad el uso de un coeficiente multiplicador en la intensidad admisible para el régimen permanente.
Se estima que un incremento de solamente 10ºC sobre su temperatura de funcionamiento puede reducir la vida media de un cable a la mitad. |
Llegados a este punto, y para una clasificación de lo expuesto, podemos definir tres tipos de servicio diferente:
- Servicio permanente: en los casos en los que se puedan esperar períodos de carga de duración suficiente como para hacer alcanzar al sistema la temperatura de régimen.
- Servicio de corta duración: aque los que, en el período de tiempo entre dos conexiones sucesivas, el cable llege a enfriarse hasta la temperatma ambiente.
- Servicio intermitente: para los casos en los que, en el período de tiempo entre dos conexiones sucesivas, el cable no llegue a enfriarse hasta la tempera ambiente.
Son estos últimos casos de interés, por existir en la industria muchas aplicaciones que pueden ser incluidas en esta denominación, como los robots de soldadura utilizados con profusión en la industrial del automóvil. En general en este tipo de equipos se pueden distinguir dos situaciones diferentes:
- En primer lugar el robot toma pieza a soldar, de la cadena transportadora y la posiciona adecuadamente, tomando una intensidad I1 durante un tiempo t1
La Norma alemana VDE 0530, propone emplear para el cálculo de todos los elementos electrotécnicos del sistema -cables, disyuntores de protección, etc.- una intensidad equivalente, a la que denomina Intensidad de Substitución, obtenida de la aplicación de la fórmula siguiente:
Para un ciclo mas complicado, con diversas intensidades y tiempos, la fórmula anterior puede ser sustituida por la expresión de valor general:
Esta aproximación es suficientemente exacta en la mayoría de los casos, aunque para ser más rigurosos deberíamos tener en cuenta todos los elementos que entran en la resolución del problema: masas de cada uno de los elementos implicados, capacidades caloríficas, resistencias térmicas, temperaturas, etc. De hecho distintos cables, en distintas disposiciones físicas presentan tan diferentes características de disipación del calor, que habitualmente se recurre al empleo de gráficas como las de la ilustración donde podemos obtener fácil mente la constante de tiempo del sistema en función de la sección del conductor, el tipo de cable y la forma de instalación.
Gráfico de la constante de tiempo de un cable.
Antes de finalizar referirme rápidamente al cálculo de la caída de tensión en este tipo de régimen. Puesto que las máquinas, o en general los consumidores alimentados a través de estos conductores presentan los mismos requerimientos de tensión para su correcto funcionamiento que en el régimen permanente, deberemos comprobar que con la sección obtenida por el método anterior se obtiene un resultado aceptable, aplicando para el cálculo de la resistencia la temperatura alcanzada por el conductor en el régimen no permanente, y la intensidad más alta de las del ciclo.
Nota: El profesional interesado en el tema puede encontrar una explicación mucho mas extensa en el interesante libro de Manuel Llorente Cables Eléctricos Aislados.
Manoel da Costa es Delegado de Guerin, Vigo desde el año 1983. Ingeniero Técnico Industrial por la E.U.E.T.T.I. de esta ciudad, es además Profesor Asociado de laUniversidad de Vigo, donde imparte la asignatura de Transportes Subestaciones y Redes. |
Manoel da Costa, diciembre 1997.